Un silencio de asombro y adoración

La Navidad nos recuerda que Jesús vino a revelarnos el verdadero rostro de Dios como Padre, para que todos pudiéramos ser sus hijos y, por tanto, hermanos unos de otros. En el espíritu de estas palabras de León XIV, la colaboración entre la Biblioteca Apostólica Vaticana y Vatican News continúa: celebremos las fiestas en compañía de las obras maestras de las colecciones pontificias y las enseñanzas de los Papas.

Paolo Ondarza - Ciudad del Vaticano

Parece una escena pintada del natural, casi un boceto. La inmediatez y la alta intensidad poética, realzadas por el resplandor de una lámpara encendida, distinguen "La Adoración de los Pastores" de Rembrandt. El grabado, realizado con aguafuerte y buril alrededor de 1564, se conserva en la Biblioteca Apostólica Vaticana . En primer plano se encuentra la Sagrada Familia, mientras que a la izquierda un grupo de pastores venera al Niño Jesús. El uso del claroscuro aporta relieve y volumen a las figuras, definidas por un tramado rápido que crea un hábil equilibrio entre el blanco y el negro.

Rembrandt Harmenszoon van Rijn (Leiden 1606-Amsterdam 1669), [Adoración de los pastores con una lámpara], primer estado, aguafuerte y grabado, alrededor de 1654. BAV, Stampe V.98, lámina 3

De Leiden a Ámsterdam

Rembrandt Harmenszoon van Rijn, pintor y grabador holandés de renombre, se formó primero en su ciudad natal, Leyden, y luego en Ámsterdam, donde pasó seis meses en el taller de Pieter Lastman. Lastman le introdujo en la pintura italiana y europea, así como en la influencia de Caravaggio, que él mismo había percibido gracias a Adam Elsheimer. Posteriormente, decidió establecer su propio estudio en Ámsterdam, donde se rodeó de numerosos estudiantes y se dedicó a la producción de retratos y temas históricos y religiosos.

Maestro de la Luz

Tanto en pintura como en grabado —se conocen casi mil obras suyas—, estableció un nuevo lenguaje expresivo y superó a sus predecesores. El eje de sus experimentos fue la luz, que abrazó con audacia hasta alcanzar una intensidad y un dramatismo nunca vistos.

Las palabras de León XIV

“Ante cada belén, incluso los que se montan en nuestros hogares, revivimos ese acontecimiento y redescubrimos la necesidad de buscar momentos de silencio y oración en nuestra vida, para reencontrarnos con nosotros mismos y entrar en comunión con Dios. La Virgen María es el modelo del silencio adorador. A diferencia de los pastores que, al regresar de Belén, glorificaron a Dios y relataron lo que habían visto y oído, la Madre de Jesús atesora todas las cosas en su corazón (cf. Lc 2,19). Su silencio no es simplemente silencio: es asombro y adoración.”

( León XIV – A los donantes del belén y del árbol – 15 de diciembre de 2025)

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