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La conferencia de presentación del Mensaje del Papa para la Jornada de la Paz La conferencia de presentación del Mensaje del Papa para la Jornada de la Paz 

Jornada de la Paz, Czerny: desarmar los corazones frente a un “realismo distorsionado”

Presentado en la Sala de Prensa de la Santa Sede el documento del Papa para la conmemoración que se celebrará el próximo 1 de enero. El cardenal prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral: rechazar la tentación de ejercer el “dominio sobre los demás”.

Edoardo Giribaldi – Ciudad del Vaticano

En el corazón del ser humano germina el anhelo de paz, paralelo a la “libido dominandi”, la “tentación de dominar a los demás” identificada por san Agustín. Una paradoja que se concreta en el dicho “si vis pacem, para bellum”, “si quieres la paz, prepárate para la guerra”. Pero las experiencias más dramáticas enseñan que la venganza no es el camino a seguir, que cada ser humano está “amasado” de la voluntad de buscar al prójimo, y lo encuentra precisamente en el “dolor”, en el “infierno compartido” donde, todavía de manera paradójica pero providencial, “la paz trabaja silenciosamente”.

Bajo estos auspicios fue presentado esta mañana, 18 de diciembre, el mensaje del papa León XIV para la 59.ª Jornada Mundial de la Paz, que se celebrará el 1 de enero de 2026, con el tema «La paz esté con todos ustedes: hacia una paz desarmada y desarmante». Intervinieron el cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral; el profesor Tommaso Greco, catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad de Pisa; don Pero Miličević, párroco de la parroquia de los santos Lucas y Marcos Evangelistas en Mostar, Bosnia; y la doctora Maria Agnese Moro, periodista e hija del ex presidente del Consejo de Ministros italiano.

Don Miličević: “la bondad es desarmante”

Don Pero Miličević compartió su testimonio personal sobre la “oscuridad” y el “mal de la guerra”. En 1993, su pueblo de Dlkani, en Bosnia, fue atacado por unidades militares musulmanas del ejército, provocando la muerte de 39 personas, entre ellas el padre del sacerdote y otros familiares. Ese mismo día, su familia fue llevada a un campo de prisioneros, donde permaneció detenida durante siete meses.

“Durante la prisión”, contó Don Miličević, “había que custodiar la paz en el corazón y no pensar en la venganza”. La oración sostenía los días de gran inquietud en los campos, a menudo marcados por la falta de comida, higiene y camas de losas de granito. “Nunca habríamos resistido sin la fe, la oración y la necesidad de paz”, añadió, explicando que la rabia provocada por tales experiencias no desaparece fácilmente, pero puede elaborarse: para él, la comprensión de la paz y el perdón llegó solo al hacerse sacerdote, durante las confesiones de los fieles.

Veinte años después de la liberación, Don Miličević regresó al campo, entre lágrimas, con la convicción de que la venganza no es el camino a seguir. Citando el mensaje del papa León XIV, subrayó que “la bondad es desarmante” y recordó que, si el hombre busca justicia, la paz se convierte al mismo tiempo en una obra concreta suya.

La doctora Moro: desactivar los mecanismos que generan violencia

“Ninguna paz verdadera se alcanza solo con el silencio de las armas”, afirmó la doctora Moro, subrayando que el silencio de las armas es el resultado de desactivar los “mecanismos mentales y emocionales que subyacen a cualquier acto de violencia”. La justicia restaurativa, mencionada por el Papa en su mensaje, puede devolver humanidad allí donde han reinado la deshumanización y sus consecuencias.

“No se golpea ni destruye un cuerpo ‘si antes no se lo considera no humano, no como yo’”, explicó la doctora. La humanidad, según Moro, se encuentra en el encuentro con lo que la docente Claudia Mazzuccato llama “el otro difícil”, sin minimizar pero acogiendo “todo”. La justicia restaurativa se inserta en este camino mediante “diálogos difíciles” donde es posible hablar o callar sobre el propio dolor sin juicio ni censura. En estos espacios se encuentra el dolor del otro, reconociendo afinidades y comunidad: “Pensaba que el dolor era mío – contó la doctora – nunca había pensado en el suyo”, refiriéndose a los encuentros con antiguos participantes de la lucha armada de los años 70 y 80, algunos vinculados a la historia de su padre.

“Nuestro compañero común de camino es lo irreparable. Nuestro infierno común”, observó, recordando que en este decir y escuchar reside “toda la justicia que necesitamos”. Los fantasmas pueden ser odiados, pero las personas no: “estamos hechos de este buscarse cuando todo nos aleja”, reafirmó. “Sí, querido papa León, la paz existe y trabaja silenciosamente”, concluyó la doctora Moro, reafirmando la esperanza y la responsabilidad de cada uno en custodiarla.

“Hemos aceptado la lógica de la guerra, del armamento, de los enemigos.”

Las preguntas de los periodistas

Respondiendo a las preguntas de los periodistas presentes en la sala de prensa, el cardenal Czerny especificó cómo los “crímenes contra la paz”, delineados en el Proceso de Núremberg, de los que se cumplen 80 años, se ven reforzados por la lógica del “falso realismo” señalada en el mensaje.

“Una de las fortalezas del mensaje es que no habla del humanismo, sino del ser humano”, añadió el purpurado, subrayando que “la cuestión de la paz no se resolverá sobre bases ideológicas”, sino concentrándose en la responsabilidad compartida de cada individuo.

Al responder a la pregunta sobre cómo un soldado ucraniano podría acoger el mensaje, el cardenal afirmó que este sacaría “lo mejor de él o de ella”, agregando que “incluso un soldado puede sentirse reconfortado por un llamado a la paz, en su corazón y en sus aspiraciones”.

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18 diciembre 2025, 14:46