Conferencia en la Universidad Gregoriana con motivo del 60 aniversario de la carta de reconciliación de los obispos polacos y alemanes Conferencia en la Universidad Gregoriana con motivo del 60 aniversario de la carta de reconciliación de los obispos polacos y alemanes 

El poder del perdón: A 60 años de la carta de los obispos polacos a los obispos alemanes

Ayer por la tarde, se celebró una conferencia en la Pontificia Universidad Gregoriana para conmemorar el 60.º aniversario del documento de 1965, organizada por las Embajadas de Polonia y Alemania ante la Santa Sede. El cardenal Kasper comentó: «Fue una iniciativa de diálogo muy adelantada a su tiempo». El arzobispo Gallagher comentó: «Sin la reconciliación entre Polonia y Alemania, la Europa que conocemos hoy no existiría».

Karol Darmoros - Ciudad del Vaticano

Sesenta años después de su publicación (18 de noviembre de 1965), el mensaje de reconciliación contenido en la histórica carta de los obispos polacos a los obispos alemanes resonó con renovada fuerza en Roma, ayer por la tarde, durante una conferencia en la Pontificia Universidad Gregoriana. En particular, las palabras «Perdonamos y pedimos perdón» fueron recordadas por todos los ponentes del evento, como palabras que pertenecen no solo a la historia de Europa, sino también a su presente.

“La verdad histórica, aunque a veces dolorosa, nunca es un obstáculo para la reconciliación, sino más bien su fundamento necesario”, subrayó el arzobispo Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales, presente en la conferencia.

Colaboración sin precedentes

La reunión fue inaugurada por el Embajador de la República de Polonia ante la Santa Sede, Adam Kwiatkowski, quien señaló que el histórico documento se redactó en Roma: «Este mensaje de reconciliación se redactó aquí, en la Ciudad Eterna, en un clima de diálogo conciliar», declaró. También citó un pasaje clave del documento: «Con este espíritu tan cristiano, pero a la vez tan humano, les extendemos la mano, sentados aquí en los escaños del Concilio que ahora concluye, perdonamos y pedimos perdón».

Kwiatkowski enfatizó además que las celebraciones en Roma son excepcionales, ya que por primera vez las embajadas de Polonia y Alemania han organizado conjuntamente una conferencia dedicada al mensaje de los obispos polacos. «La reconciliación es un proceso que nunca termina; requiere trabajo, esfuerzo conjunto, pero también la valentía de construir sobre la verdad», comentó el diplomático.

Un momento de la conferencia en el Aula Magna de la Gregoriana
Un momento de la conferencia en el Aula Magna de la Gregoriana

Memoria transformada por el amor

Por su parte, el arzobispo Gallagher reflexionó sobre los frutos de este gesto histórico: «La auténtica paz y la reconciliación entre los pueblos, como recuerda el Apóstol de los Gentiles, no son fruto exclusivo de la iniciativa humana, sino un don nacido del Misterio Pascual de Cristo», afirmó. Y, en este sentido, enfatizó la necesidad de un enfoque responsable de la historia: «La memoria no debe borrarse. Debe ser iluminada por la fe. Debe ser transfigurada por la caridad».

Gallagher también enfatizó que la carta de los obispos se ha convertido en uno de los pilares de la Europa moderna. "Se puede decir, con serena claridad histórica, que la Europa que conocemos hoy —una Europa que busca vivir en cooperación y responsabilidad mutua— no existiría sin la reconciliación entre Polonia y Alemania", dijo. "Sin embargo", añadió el prelado, "la paz entre las naciones no se improvisa: se construye sobre la memoria, el diálogo y la sanación mutua de las heridas del pasado".

Coraje más allá de la lógica de la división

En su discurso, el cardenal Walter Kasper, compartiendo su experiencia personal, calificó la iniciativa de diálogo entre los obispos polacos y alemanes como "una palabra muy adelantada a su tiempo". Destacó que la importancia de este texto radicaba en que "no confrontaba un mal con otro, sino que reconocía todo el daño sufrido".

La profesora Hanna Suchocka, ex primera ministra de la República de Polonia, se dirigió a la audiencia, enfatizando que los obispos polacos corrían el riesgo de ser incomprendidos en su propia sociedad, moldeada por las experiencias de la posguerra. Recordó las palabras de Juan Pablo II: «Quien perdona se vuelve más fuerte que quien alberga odio». En su opinión, la carta aún nos enseña hoy la cultura del diálogo y el lenguaje responsable.

Entre los ponentes se encontraba Andrea Tornielli, director editorial de medios del Vaticano, quien señaló que este documento, a pesar de tener sesenta años, es sumamente oportuno hoy en día, especialmente a la luz de los conflictos en Oriente Medio y Europa. «Los obispos polacos ofrecieron y pidieron perdón, dando un paso hacia la reconciliación, a pesar de que Polonia era una nación martirizada», declaró.

Para Tornielli, la importancia de la carta también queda demostrada por el hecho de que entre sus firmantes se encontraban personas que posteriormente serían elevadas a los altares: el entonces arzobispo Karol Wojtyła, posteriormente san Juan Pablo II, y el cardenal Stefan Wyszyński, beatificado por la Iglesia católica. Tornielli también enfatizó que la carta de los obispos polacos demuestra que el perdón es necesario para poner fin al ciclo de violencia.

Algunos de los participantes de la conferencia
Algunos de los participantes de la conferencia

Romper el silencio

Numerosos oradores intervinieron en la conferencia. El profesor Wojciech Kucharski recordó el dramático contexto de la redacción de la carta, apenas veinte años después de la ocupación alemana, cuando el recuerdo de la destrucción del país y los millones de víctimas aún estaba fresco. Los obispos propusieron un modelo de diálogo "basado en la verdad, el perdón y la comprensión mutua" que "trasladaba la idea del perdón del ámbito de la ética personal a la política".

El profesor Marek Inglot SJ, presidente del Pontificio Comité de Ciencias Históricas, destacó que el mensaje de la carta sigue siendo expresión de una actitud cristiana actual. Citando al papa Francisco, recordó que "la experiencia plena del perdón abre el corazón y la mente" y que, gracias a ella, se puede mirar la historia "con ojos más serenos". Señaló que, en el Jubileo de 2025, que está a punto de concluir, estas expresiones cobran una fuerza particular. En este Año Santo, subrayó el jesuita, resuenan con particular intensidad, señalando el camino hacia la reconciliación.

Finalmente, el embajador alemán ante la Santa Sede, Bruno Kahl, recordó que el mensaje de hace sesenta años demostró "el poder y la importancia de la reconciliación", así como la valentía de los obispos polacos al dar el primer paso. La reconciliación polaco-alemana fue "un gran logro" que "hoy vuelve a estar en peligro", afirmó. El recuerdo de la carta de los obispos "es hoy más necesario que nunca", porque solo el diálogo, la comprensión mutua y los valores compartidos pueden proteger a Europa del regreso de la lógica de la división.

Un gesto simbólico

Al finalizar la reunión, se entregó una copia de la carta de 1965 al arzobispo Gallagher y a los participantes. También se presentó un fragmento del vitral dedicado a la reconciliación polaco-alemana, que se entregó al papa León XIV hoy durante la audiencia general.

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10 diciembre 2025, 16:22