Diálogo entre saberes para salvar el mundo: Plenaria de la Academia para la vida
Federico Piana - Ciudad del Vaticano
El título elegido para la 30ª asamblea plenaria de la Pontificia Academia para la Vida (PAV), que se inauguró hoy, 3 de marzo, en el Centro de Congresos del Augustinianum de Roma y concluirá el próximo miércoles 5 de marzo, es más actual que nunca: “¿El fin del mundo? Crisis, responsabilidad y esperanza”. Una pregunta no del todo fuera de lugar -dadas las graves crisis internacionales, políticas y sociales que sacuden el planeta- a la que numerosos académicos y expertos, como premios Nobel, planetólogos, físicos, biólogos, paleoantropólogos, teólogos e historiadores, intentan dar respuesta, en el marco de un congreso internacional organizado en las mismas sesiones de la asamblea ordinaria. Y no debe sorprender que el acercamiento al gran tema de la salvación del hombre y del planeta pase por la comparación entre conocimientos científicos y culturales profundamente diferentes: sin que entren en colisión entre sí, sino que, por el contrario, pueden contribuir a la definición de un horizonte compartido y aceptado.
Vivir la policrisis
“Somos cada vez más conscientes de que la crisis que estamos viviendo afecta simultáneamente a diferentes dimensiones de nuestra vida personal y social. Es lo que el Santo Padre ha citado también con un término acuñado por el filósofo Edgar Morin: policrisis”, afirmó esta mañana monseñor Vincenzo Paglia, arzobispo presidente de la Academia para la Vida, durante la presentación de la sesión plenaria en la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
El mensaje del Papa
Y el mismo Papa Francisco, en su mensaje a los participantes en la Asamblea General difundido hoy, quiso subrayar cómo estas policrisis, que conciernen a las guerras, al cambio climático, a los fenómenos migratorios y a los problemas energéticos, deben resolverse potenciando aún más el multilateralismo. “Nos corresponde a nosotros –explica con detalle Monseñor Paglia- trabajar en la construcción de un arca común con todos dentro: un núcleo ordenado según la palabra de Dios que Noé escuchó atentamente para crear su artefacto, con el fin de salvaguardar la lógica de la creación realizando su propio camino gracias a la capacidad de mantenerse a flote en el mar que sumerge toda otra realidad. De este modo, el arca se convierte en el símbolo de un espacio en el que el proyecto de vida de Dios puede navegar, a través de la muerte y la destrucción, hacia un nuevo comienzo”.
Papel esencial
Sobre el papel esencial de la ciencia para intentar salvar el mundo, Katalin Karikó, premio Nobel de Medicina 2023, explicó a los periodistas que las opiniones de los investigadores son diferentes pero si consiguen "trabajar juntos y respetarse mutuamente, es posible hacer un nuevo invento. Esto es lo que creo que es importante, por eso trato de enfatizar que las mujeres son importantes para la ciencia y que la ciencia necesita más mujeres".
Cambio cultural
Durante la presentación en la rueda de prensa, el profesor Guido Tonelli, físico, profesor emérito de la Universidad de Pisa, quiso subrayar también que sin la aportación de la ciencia sólo se podrían dar pocos e inútiles pasos: "La ciencia - añadió - es todavía hoy, de algún modo, la base de nuestra visión del mundo y todavía la necesitamos, no sólo para producir tecnologías e instrumentos necesarios para la supervivencia de la especie: el cambio profundo que produce un cambio de paradigma a nivel científico produce también un cambio aún más radical a nivel cultural". Según Tonelli, hoy los hombres se organizan "de un modo diferente, la humanidad construye relaciones distintas a las que tenía antes. Este es un punto fundamental porque también hoy la ciencia sigue produciendo cambios. Y el mecanismo por el cual la ciencia cambia la visión del mundo es un fenómeno que todavía está en curso y es necesario tomar conciencia de él porque el futuro tomará forma a partir de ellos".
Premio a la vida
La conferencia internacional sobre el destino del mundo concluirá mañana con la entrega del Premio Defensor de la Vida . Este año, la junta directiva de PAV eligió a Sor Giustina Olha Holubets, de la Congregación de las Hermanas Siervas de María Inmaculada, ucraniana, genetista, psicóloga, fundadora y presidenta de la ONG “Perinatal Hospice. “Huella de Vida”. “Cualquier amenaza a la vida y a la dignidad de la persona golpea profundamente a la Iglesia en su corazón. En particular, se vuelve actual hoy cuando asistimos a muchos ataques, especialmente hacia los frágiles e indefensos”, afirmó la hermana Giustina que también quiso recordar que su asociación fue fundada en la ciudad ucraniana de Lviv en 2017 con los objetivos de “difundir información sobre el duelo prenatal y perinatal, apoyar a las madres y a las parejas que durante el embarazo enfrentan situaciones de patología grave o malformación del niño concebido, apoyar la vida del nasciturus y acompañar a los padres que han perdido a sus hijos durante el embarazo o después del nacimiento”.
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