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2025.03.12 VESCOVO GIOBANDO

Obispo Giobando: El Papa, heraldo de paz y justicia

Mientras en el monasterio de Santa Catalina, Buenos Aires, las principales asociaciones católicas se reúnen en oración interreligiosa por Francisco en el aniversario de su elección, el obispo de la diócesis de Mar del Plata -monseñor Ernesto Giobando SJ-, jesuita y amigo desde hace tiempo del Pontífice, habla con los medios vaticanos.

Antonella Palermo - Ciudad del Vaticano

Recuerdos de infancia, amistad fraterna, apoyo a distancia, un llamamiento a la Iglesia: todo esto hay en las palabras y los recuerdos que monseñor Ernesto Giobando SJ, obispo de la diócesis de Mar del Plata, auxiliar de Buenos Aires de 2014 a 2024, comparte con los medios vaticanos. Sucede mientras en la capital -en el monasterio de Santa Catalina, lugar significativo para el diálogo, donde nació la revista Vida Nueva de la Iglesia argentina pocos meses antes de la elección de Bergoglio- se eleva hoy, 13 de marzo, una oración interreligiosa por la paz y la salud del Papa, organizada por diversas asociaciones eclesiales (Casacomune, Sant'Egidio, Focolares, entre otras) que se han reunido para expresar cercanía y afecto desde la hospitalización del Pontífice. En un momento de fuertes polarizaciones ideológicas, el Magisterio de Francisco, como subraya el prelado, es tanto más providencial y necesario de poner en práctica.

¿Qué rasgo del pontificado del Papa Francisco le gustaría destacar hoy?

Fue una sorpresa cuando Francisco fue elegido Papa, porque en realidad ya estaba preparado para jubilarse, y la Iglesia, los cardenales, vieron en él a una persona que podía asumir los retos de la evangelización entonces y también hoy. Por eso Francisco, lo primero que quiere expresar a través de Evangelii Gaudium es cómo evangelizar el mundo de hoy. A través de la alegría, que no es sólo una disposición de humor, sino un don del Espíritu Santo. La alegría es uno de los frutos del Espíritu Santo y es una alegría que representa la buena noticia, de ahí el nombre de la Exhortación Apostólica. El Evangelio es buena noticia, el Evangelio es alegría, y creo que esta es la clave de todo el pontificado del Papa Francisco: cómo anunciar el Evangelio en este mundo difícil, sabiendo dar testimonio de la alegría espiritual como don del Espíritu.

Excelencia, ¿qué augurio desearía al Pontífice con ocasión de este aniversario?

En primer lugar salud, que el Papa se recupere y pueda seguir dando su testimonio de entrega a la Iglesia. Espero que el Papa pueda seguir todo el tiempo que Dios le permita acompañando y «vendando» a la Iglesia en este tiempo. Muchas personas alejadas de la Iglesia, no practicantes o no católicas, me han dicho en diversas circunstancias que hay pocos líderes en el mundo, uno de ellos es Francisco. Creo que es un líder porque aún hoy las personas importantes de este mundo, podemos llamarle así, van a verle y los pobres confían en él. Su ministerio petrino es un signo de Dios, porque no es sólo para los poderosos, sino que es un signo para los más humildes, para los más pequeños, para los que el Papa tiene un corazón enorme. Y otro signo es también cómo el mundo ha rezado y reza por la recuperación del Papa. Es una señal muy elocuente.

Por cierto, hace unos días el cardenal De Mendonça hablaba del Magisterio de la fragilidad...

Cuando uno es débil, es fuerte, dice San Pablo. Así que es en la fragilidad donde vemos la fuerza de Dios y es también un signo de que no debemos retroceder hasta que Dios lo diga. El mundo atraviesa circunstancias muy graves y todos debemos ser testigos hasta el final. Me gustó mucho la primera meditación de los Ejercicios Espirituales, dada por el Predicador Pontificio, que decía: el fin es el principio. Una expresión muy hermosa.

Y que la vida eterna comienza aquí, como nos recordaba el Predicador de la Casa Pontificia en los Ejercicios Espirituales de estos días en la Curia...

Sí, la vida eterna comienza aquí. No podemos perder de vista que es un verdadero signo de esperanza en el Año Santo que desde el hospital nos digan que el Papa ha pasado «una noche tranquila», «ha mejorado». Estamos como familiares y amigos en la sala de espera, y creo que esto es un signo de esperanza.

Aún desde el hospital donde permanece internado, el Papa no dejó de enviar su mensaje de cercanía a las víctimas de las inundaciones en Bahía Blanca

Se hizo presente con un telegrama que envió para acompañar a las víctimas y el desastre de la inundación. Unas 15 personas ya murieron y otras están desaparecidas, por lo que el Papa, aún en plena convalecencia, tiene admirables expresiones de cercanía.

No pierde de vista nada de lo que ocurre en el mundo, especialmente en contextos de guerra.....

La guerra es muy dolorosa para él, como lo es para todos, pero también es un heraldo de paz, un mensajero de paz hasta el final.

Ustedes comparten el carisma ignaciano siendo ambos jesuitas. En su opinión, ¿qué característica de la espiritualidad del fundador de la Compañía de Jesús está mejor representada en el pontificado de Francisco?

Creo que, en una frase concisa, es la capacidad de descubrir a Dios en todas las cosas. Esto fue una gracia para San Ignacio y creo que es una gracia para el carisma jesuita. Poder descubrir al Señor en todas las cosas, porque este descubrimiento de Jesús nos lleva también a una opción radical: no podemos quedarnos tibios, tenemos que ir a lo hondo porque Jesús fue a lo hondo. Y este ir a fondo lo considero magis ignatianus, que significa: 'a mayor gloria de Dios, pero también a mayor servicio, a mayor alabanza', y -como dijo el Papa en Gaudete et Exsultate- no como 'pelagianos', sino como buscadores de la voluntad de Dios, que es muy distinto.

¿Puede recordarnos algunos episodios emblemáticos de su amistad con Bergoglio?

Volvamos cincuenta años atrás. Yo tenía 15 años y Bergoglio, cuando era Provincial de los jesuitas en Argentina, fue a mi ciudad, Santa Fe, donde hay un colegio, y le dije que quería ser jesuita y me dijo: ¿cuántos años tenés? Le dije 15, y me dijo: 'Todavía sos muy chico, vení a verme el año que viene'. Y así fue que todos los años que fui a la secundaria le pregunté a Bergoglio -cuando vino a Santa Fe- que quería ser jesuita. Por eso una vez me encontré diciendo que le había pedido entrar a la Compañía en bermudas, porque realmente yo era muy chico. Pero si él me lo hubiera permitido, y mis padres me lo hubieran permitido, realmente hubiera entrado en la Compañía a los 15 años, ya lo tenía decidido, y Bergoglio siempre recuerda este episodio con alegría.

Excelencia, ¿qué época está viviendo la Iglesia en Argentina?

Estamos viviendo una época difícil, una época en la que la situación social es grave, aunque económicamente hay menos inflación, que es el impuesto más grave para los que tienen menos recursos. Hay una situación de mucha pobreza, y sobre todo hay una falta de esperanza. Creo que ese es precisamente el desafío para este Año Santo: necesitamos fortalecer la esperanza y para eso necesitamos el diálogo, que es muy difícil: diálogo en la dirigencia, hay muchas luchas, muchos enfrentamientos. Tenemos que ser personas que por lo menos generen espacios de diálogo. Creo que Argentina no ha leído y puesto en práctica lo que tanto ha insistido el Papa Francisco en este período. No es porque el Papa venga o no venga a la Argentina... lo que tenemos que hacer como Iglesia en la Argentina, sabiendo que tenemos un Papa que nos representa, es poner en práctica sus enseñanzas, cosa que efectivamente estamos tratando de hacer, pero todavía nos falta mucho.

Sin embargo, ¿podemos ver un motivo de esperanza en la sociedad argentina?

Creo que el diálogo es una necesidad y una muestra de la solidaridad de este pueblo, porque en Argentina hay una gran capacidad de solidaridad. Cuando ocurre una catástrofe, como la de Bahía Blanca, todo el país se activa para ayudar, y creo que esto es un signo de esperanza, de que no sólo hay que atender la emergencia, sino pensar en cómo salir adelante a largo plazo, no a corto plazo, como ha dicho a veces el Papa Francisco. Debemos tener un horizonte amplio para poder buscar un futuro para el país que sea más justo y equitativo para todos.

Audio original de la entrevista a monseñor Ernesto Giobando SJ

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13 marzo 2025, 18:07
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