El Papa a la Iglesia brasileña: que la naturaleza «repose» de la explotación
Edoardo Giribaldi - Ciudad del Vaticano
La «conversión personal de cada creyente a Cristo», en paralelo con la comunitaria, que tiene como horizonte la promoción de una «ecología integral», para que la naturaleza pueda descansar de las «explotaciones codiciosas» causadas por el hombre. Este es el deseo del Papa Francisco, expresado en un mensaje firmado el 11 de febrero, memoria litúrgica de Nuestra Señora de Lourdes, en San Juan de Letrán, y dirigido a la Iglesia brasileña al inicio de la Cuaresma.
«Fraternidad y ecología integral»
Francisco elogió los esfuerzos de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil, en particular la tradicional Campaña de la Fraternidad, que este año tiene como tema Fraternidad y Ecología Integral, con el lema tomado del Génesis: «Y vio Dios que esto era bueno». La iniciativa de los obispos brasileños pretende guiar a los fieles por un camino de conversión inspirado en la encíclica Laudato si'.
Esperanzas para la próxima COP30
El Papa recuerda cómo, en aquel documento, había subrayado la necesidad de una «profunda conversión interior». Una necesidad ya destacada por San Juan Pablo II, que hablaba de una «conversión ecológica» capaz de hacer a la humanidad más sensible al cuidado de la «casa común». Francisco saludó la atención de la Iglesia brasileña a las cuestiones ambientales, destacando el papel crucial de Brasil, que en noviembre acogerá la Cop30, la 30ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. El evento se celebrará en Belém, capital del estado amazónico de Pará, el corazón del «pulmón verde» de la Tierra. Desde allí, el Papa Francisco espera que se adopten «prácticas que ayuden a superar la crisis climática» y a preservar «la maravillosa obra de la Creación, que Dios nos ha confiado y que tenemos la responsabilidad de transmitir a las generaciones futuras».
Los frutos del camino cuaresmal
Finalmente, el Pontífice vuelve sobre la Campaña de la Fraternidad, deseando que sea «una ayuda poderosa para las personas y comunidades» de Brasil, «en su proceso de conversión al Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo y en su compromiso concreto con la ecología integral». La carta concluye confiando estos deseos a Nuestra Señora de Aparecida.
«Espero que este camino cuaresmal dé muchos frutos y nos llene a todos de esperanza, de la que somos peregrinos en este Jubileo».
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