La oración por el Papa en el hospital Gemelli
Antonella Palermo - Ciudad del Vaticano
Ese «recen por mí», infaltable colofón de cada encuentro y discurso del Papa Francisco, se convierte en un cuerpo de oración, en una concreción, en una necesidad, en un deseo colectivo. Ha sucedido también el 24 de febrero, en la capilla San Juan Pablo II del hall del policlínico Gemelli, donde el Pontífice está hospitalizado desde el 14 de febrero por una neumonía bilateral. A mediodía, adoración dirigida por el capellán y, una hora después, celebración de la misa con monseñor Claudio Giuliodori, asistente eclesiástico general de la Universidad Católica del Sagrado Corazón y de la Acción Católica Italiana. De este modo, se acoge la invitación de la Conferencia Episcopal Italiana a intensificar la oración: estos momentos con especial intención por el Papa se repetirán aquí durante toda la estancia en el hospital. Asimismo, por la tarde, a las 16.30 horas, la cita fue en la plaza, delante de la entrada principal, para el rezo del Rosario.
Giuliodori: la fe es la matriz de toda cura auténtica
La invocación para que el Papa vuelva a trabajar al servicio del Evangelio, para que el Señor le conceda salud y vigor para anunciar al mundo la alegría y la ternura de la buena nueva, resonó con sincero afecto en la intimidad de la capilla donde habitualmente se reúnen los familiares y el personal médico y paramédico para un momento de recogimiento.
Hoy, los pensamientos se han centrado especialmente en Francisco. Y así será en los próximos días: hoy martes asistirá a la celebración eucarística el padre Massimo Fusarelli, ministro general OFM, que también está terminando su hospitalización en el mismo policlínico; el miércoles lo hará el vicario general para la diócesis de Roma, el cardenal Baldo Reina. «La fe nos ayuda siempre a declinar la sabiduría de la ciencia, así es como se realiza la obra de Dios», dijo en su homilía monseñor Giuliodori, que subrayó el indispensable recurso a la oración para todos los que afrontan la prueba de la enfermedad. «Que el Señor dé al Santo Padre y a los médicos toda la fuerza que necesitan -dijo- la fe se convierte en la matriz para afrontar toda auténtica curación». Y luego el deseo de que el Papa pueda volver pronto «y en plenitud a su ministerio».
Beccalli: en el centro está la persona, con todas sus fragilidades
Las batas blancas de los médicos y los uniformes de las enfermeras perimetran la capilla. Un señor en silla de ruedas, jóvenes universitarios, simples fieles. El Consejo de Administración de la Fondazione Policlinico Universitario A. Gemelli IRCCS se ha reunido hoy en sesión ordinaria con el Presidente Dr. Daniele Franco y la Rectora de la Universidad, Profesora Elena Beccalli. A los medios vaticanos explicó el significado de estar allí: «El de ser una familia, una familia universitaria que con el policlínico quiere abrazar al Santo Padre con la oración». Y recuerda la visita del Pontífice con motivo del 60 aniversario de la Facultad de Medicina (el 5 de noviembre de 2021, ed.), cuando habló de la vocación al cuidado. En estos días -observó el Rector- esta vocación se expresa con un cuidado que abraza a la persona del Santo Padre como abraza a todos los enfermos que ingresan en el policlínico. Y así, la idea es la de la fe que se cruza con la actividad clínica, con la actividad científica, para poner a la persona en toda su integridad, con todas sus fragilidades, en el centro de nuestro trabajo, pero también con la enorme capacidad de nuestros médicos para hacer el bien a los demás».
Estudiantes y familias: echamos de menos sus llamamientos a la paz
Los cánticos son tenues, como en una parroquia. Los animan el personal y las estudiantes universitarias de este policlínico. Algunas viven en un colegio cercano: «Hemos ofrecido lo que más nos gustaba, tocar y cantar para él. Con sencillez». Una monja les acompaña: «Ahora es el momento de estar así con él». Para estos jóvenes forasteros, la determinación con la que Francisco ha puntuado sus llamamientos a la paz y a la protección del medio ambiente, señalan, entendido en su sentido más amplio, es «algo que lo abarca todo y a todos». La fe es importante para nosotros», señalan, “hemos elegido estudiar aquí para que nos apoye en nuestra formación”. La capilla no es grande, muchos son los que han seguido la celebración en el vestíbulo, de pie. Una familia joven sale con un cochecito: «Echamos de menos al Papa, esperamos que se recupere pronto. Extrañamos su fuerza para animar siempre a todos».
Los universitarios rezan el rosario: el Papa nos enseña coraje
El mismo monseñor Giuliodori dirigió el rezo mariano del rosario ante la estatua de san Juan Pablo II, alrededor de la cual se habían colocado durante días velas, flores, tarjetas y dibujos. La lluvia cesó. Una mujer, partera en el hospital Gemelli, dice que vivir estos momentos es una verdadera gracia. Está con sus padres, que han venido de Calabria: «Es un Papa que parece uno de nosotros, humilde». Ella, que lleva tantos años en contacto diario con la vida naciente, sólo habla de esperanza. Un señor acompañó a su hermana para un examen médico. Con la dulce perrita, comparte la aprensión de estas horas: 'Que se mejore, lo espero tanto'. Y luego algunos de los jóvenes universitarios que viven en el colegio «Nuevo Joanneum». Michele, Giuseppe, Dario. De ellos, la exhortación: 'No tengamos miedo, tengamos coraje'. Si hay algo que nos ha enseñado el Papa Francisco es el coraje. Nuestra elección universitaria se basa en la ayuda y la apertura a los demás, sin discriminación alguna. Sólo podemos hacer lo mismo y más por el Papa'. También rezó por la salud del Papa el padre Benedict Kurien, capellán de los fieles siro-malankareanos en Roma. Se encuentra frente al hospital con otros sacerdotes indios: «Queremos a nuestro Papa, es un hombre santo».
Padre Fusarelli ofm: ser constantes en la esperanza
El padre Massimo Fusarelli, ingresado en el policlínico tras someterse a una delicada operación, también habló con los medios de comunicación vaticanos inmediatamente después de celebrar la misa de la tarde en la misma capilla. Con los capellanes del hospital comparte oración, expectación, pero también mucha esperanza. Confiesa que hay muchos niños, ancianos, jóvenes que sufren de diversas maneras, y que «con confianza esperan recuperarse o prepararse para lo que la vida les depara». Subraya, como hizo en su homilía, que la esperanza cristiana no es un optimismo fácil y superficial, no es decir 'todo irá bien de todos modos'. Es confiar en el Señor que es fiel a sus promesas. Él sabe cómo, en qué rumbo de nuestras vidas. Es importante, y el Jubileo nos lo recuerda, ser constantes en la esperanza. En estos días -añade- buscamos fake news, alarmismo, curiosidad un tanto morbosa, en la lógica del cotilleo, sobre la salud del Santo Padre. Nosotros preferimos acompañarle en el camino de la esperanza».
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