Francisco anhela que el 2025 sea un año en el que crezca la paz
Vatican News
Así se titula el Mensaje del Papa para la 58ª Jornada Mundial de la Paz, que se celebrará el 1° de enero del 2025 y que fue presentado esta mañana a las 11,30 horas en la Oficina de Prensa de la Santa Sede. El Mensaje, firmado en la Ciudad del Vaticano el pasado 8 de diciembre, desarrolla en cuatro puntos temas de actualidad según la mirada del Papa Francisco y que se titulan: “Escuchando el grito de la humanidad amenazada”; “Un cambio cultural: todos somos deudores”; “Un camino de esperanza: tres acciones posibles” y “La meta de la paz”.
Lea aquí el Mensaje integral del Papa Francisco
Su deseo de paz para toda la humanidad
El Obispo de Roma comienza afirmando que “al inicio de este nuevo año que nos da el Padre celestial, tiempo jubilar dedicado a la esperanza”, desea dirigir su “más sincero deseo de paz a toda mujer y hombre, en particular a quien se siente postrado por su propia condición existencial, condenado por sus propios errores, aplastado por el juicio de los otros, y ya no logra divisar ninguna perspectiva para su propia vida”.
Jubileo de la Iglesia católica
Francisco destaca que en el 2025 la Iglesia católica celebra el Jubileo, “evento que colma los corazones de esperanza”, y recuerda que “el jubileo se remonta a una antigua tradición judía, cuando el sonido de un cuerno de carnero – en hebreo yobel – anunciaba, cada cuarenta y nueve años, uno de clemencia y liberación para todo el pueblo”.
Y explica que “este solemne llamamiento debía resonar idealmente en todo el mundo, para restablecer la justicia de Dios en distintos ámbitos de la vida: en el uso de la tierra, en la posesión de los bienes, en la relación con el prójimo, sobre todo respecto a los más pobres y a quienes habían caído en desgracia”.
Nadie viene al mundo para ser oprimido
“También hoy – escribe el Papa – el Jubileo es un evento que nos impulsa a buscar la justicia liberadora de Dios sobre toda la tierra. Al comienzo de este Año de gracia, en lugar del cuerno nosotros quisiéramos ponernos a la escucha del grito desesperado de auxilio que, como la voz de la sangre de Abel el justo, se eleva desde muchas partes de la tierra y que Dios nunca deja de escuchar”.
Responsabilidad de todos
Entre otros conceptos el Santo Padre escribe: " Cada uno de nosotros debe sentirse responsable de algún modo por la devastación a la que está sometida nuestra casa común, empezando por esas acciones que, aunque sólo sea indirectamente, alimentan los conflictos que están azotando la humanidad".
Además, el Pontífice destaca que “el evento jubilar nos invita a emprender diversos cambios, para afrontar la actual condición de injusticia y desigualdad, recordándonos que los bienes de la tierra no están destinados sólo a algunos privilegiados, sino a todos”. Y agrega que “cuando una persona ignora el propio vínculo con el Padre, comienza a albergar la idea de que las relaciones con los demás puedan ser gobernadas por una lógica de explotación, donde el más fuerte pretende tener el derecho de abusar del más débil”.
La actual “crisis de la deuda”
Para el Papa “la lógica de la explotación del deudor también describe sintéticamente la actual crisis de la deuda que afecta a diversos países, sobre todo del sur del mundo”.
Acciones de remisión de la deuda externa
Francisco escribe asimismo que “a esto se agrega que diversas poblaciones, más abrumadas por la deuda internacional, también se ven obligadas a cargar con el peso de la deuda ecológica de los países más desarrollados”.
Por esta razón, “pensando en este Año jubilar”, el Papa invita “a la comunidad internacional a emprender acciones de remisión de la deuda externa, reconociendo la existencia de una deuda ecológica entre el norte y el sur del mundo. Es un llamamiento a la solidaridad, pero sobre todo a la justicia”.
Dejarse tocar el corazón para realizar los cambios
Acciones para restaurar la dignidad humana
El Papa sugiere tres acciones que puedan restaurar la dignidad en la vida de poblaciones enteras y volver a ponerlas en camino sobre la vía de la esperanza, para que se supere la crisis de la deuda y todos puedan volver a reconocerse deudores perdonados. "Sobre todo, retomo el llamamiento lanzado por san Juan Pablo II con ocasión del Jubileo del año 2000, de pensar en una notable reducción, si no en una total condonación, de la deuda internacional, que grava sobre el destino de muchas naciones".
Una nueva arquitectura financiera
Francisco pide también “que, reconociendo la deuda ecológica, los países más ricos se sientan llamados a hacer lo posible para condonar las deudas de esos países que no están en condiciones de devolver lo que deben”. Y explica que “para que no se trate de un acto aislado de beneficencia, que lleve a correr el riesgo de desencadenar nuevamente un círculo vicioso de financiación-deuda, es necesario, al mismo tiempo, el desarrollo de una nueva arquitectura financiera, que lleve a la creación de un Documento financiero global, fundado en la solidaridad y la armonía entre los pueblos”.
Promover el respeto de la dignidad humana
Además, el Santo Padre pide “un compromiso firme para promover el respeto de la dignidad de la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural, para que toda persona pueda amar la propia vida y mirar al futuro con esperanza, deseando el desarrollo y la felicidad para sí misma y para sus propios hijos”.
Constituir un Fondo mundial que elimine el hambre
Además, el Papa escribe textualmente: “Me atrevo también a volver a lanzar otro llamamiento, apelándome a san Pablo VI y a Benedicto XVI , para las jóvenes generaciones, en este tiempo marcado por las guerras: utilicemos al menos un porcentaje fijo del dinero empleado en los armamentos para la constitución de un Fondo mundial que elimine definitivamente el hambre y facilite en los países más pobres actividades educativas también dirigidas a promover el desarrollo sostenible, contrastando el cambio climático”.
El Santo Padre espera “que el 2025 sea un año en el que crezca la paz. Esa paz real y duradera, que no se detiene en las objeciones de los contratos o en las mesas de compromisos humanos”, de ahí su exhortación: "Busquemos la verdadera paz, que es dada por Dios a un corazón desarmado: un corazón que no se empecina en calcular lo que es mío y lo que es tuyo; un corazón que disipa el egoísmo en la prontitud de ir al encuentro de los demás; un corazón que no duda en reconocerse deudor respecto a Dios y por eso está dispuesto a perdonar las deudas que oprimen al prójimo; un corazón que supera el desaliento por el futuro con la esperanza de que toda persona es un bien para este mundo".
El desarme del corazón
El Pontífice escribe que “el desarme del corazón es un gesto que involucra a todos, a los primeros y a los últimos, a los pequeños y a los grandes, a los ricos y a los pobres”. Y añade que “a veces, es suficiente algo sencillo, como una sonrisa, un gesto de amistad, una mirada fraterna, una escucha sincera, un servicio gratuito”. Por otra parte, afirma: "Con estos pequeños-grandes gestos, nos acercamos a la meta de la paz y la alcanzaremos más rápido; es más, a lo largo del camino, junto a los hermanos y hermanas reunidos, nos descubriremos ya cambiados respecto a cómo habíamos partido".
El Papa Francisco concluye su Mensaje para la 58ª Jornada Mundial de la Paz con una invocación al Dios de la paz:
- Perdona nuestras ofensas, Señor,
- como nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
- y en este círculo de perdón concédenos tu paz,
- esa paz que sólo Tú puedes dar
- a quien se deja desarmar el corazón,
- a quien con esperanza quiere remitir las deudas de los propios hermanos,
- a quien sin temor confiesa de ser tu deudor,
- a quien no permanece sordo al grito de los más pobres.
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