Experiencias de estrategia no violenta de la Iglesia en el mundo
Patricia Ynestroza - Ciudad del Vaticano
El Instituto Católico por la Noviolencia está llevando a cabo una serie de seminarios que exploran la historia de la resistencia no violenta en contextos de represión política. Uno de los eventos más destacados contó con la participación de la investigadora, polítologa, Consuelo Amat, de la Universidad Johns Hopkins, PhD por la Universidad de Yale y asociada del Instituto Católico de No Violencia, quien abordó el papel fundamental de la Iglesia Católica durante la dictadura de Augusto Pinochet en Chile. Durante su participación, Amat destacó cómo la Iglesia Católica asumió un papel central en la defensa de los derechos humanos durante los 18 años de dictadura. "El Cardenal Raúl Silva Henríquez, líder de la Iglesia en ese momento, tomó una posición muy fuerte a favor de los derechos humanos", explicó Amat.
Uno de los mecanismos más importantes fue la creación de la Vicaría de la Solidaridad, organización que ofreció apoyo legal gratuito a las víctimas de la represión, documentó violaciones a los derechos humanos y proporcionó asistencia psicológica y social a detenidos, torturados y familiares de desaparecidos. La Iglesia logró un delicado equilibrio: mantener cierta relación con la Junta Militar mientras defendía activamente a la población vulnerable.
Fe, Ética y Compromiso Social
La investigadora señaló que la teología de la liberación fue crucial en este contexto. Sacerdotes, obispos y monjas cercanos a las víctimas vieron su labor religiosa como un mandato ético de protección y apoyo, centrado en salvar vidas. Mientras tanto, los sectores conservadores de la Iglesia mantuvieron un enfoque más político y menos activo, y la corriente modernizada documentó violaciones sin tomar partido político.
Impacto Duradero en la Sociedad Chilena
El legado de la Vicaría de la Solidaridad y de la Iglesia en general tuvo un efecto duradero. Según Amat, "el apoyo hacia la Iglesia aumentó extraordinariamente después de este período". La documentación y asistencia proporcionada por la Iglesia fueron fundamentales para la justicia transicional chilena, incluyendo tres comisiones de verdad, procesos judiciales contra violadores de derechos humanos y programas de reparación a las víctimas.
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