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Eleanor Roosevelt presenta la Declaración Universal de los Derechos Humanos Eleanor Roosevelt presenta la Declaración Universal de los Derechos Humanos

Los derechos humanos afrontan la prueba de la historia

La Declaración Universal fue adoptada hace 77 años. Sin embargo, hoy en día, la plena realización de los derechos humanos parece un objetivo lejano e inalcanzable. Aumentan las represiones violentas y generalizadas del disenso

Francesco Citterich - Ciudad del Vaticano

Hoy se cumplen 77 años de la redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH), la Carta fundamental de las Naciones Unidas que establece los derechos inalienables de toda persona. Adoptada por la Asamblea General en París el 10 de diciembre de 1948 (resolución 217/A) como norma común de realización para todos los pueblos y todas las naciones, es el primer catálogo universal de derechos humanos, fruto de un largo recorrido histórico, jurídico y cultural. Precisamente para conmemorar esta importante fecha, cada 10 de diciembre se celebra el Día Mundial de los Derechos Humanos.

Ante las crisis actuales

Este 77.º aniversario refuerza la importancia de reformar la ONU para hacer frente a las crisis actuales, pero también destaca el papel histórico de la DUDH como documento clave para la paz y la justicia mundial, consagrando principios como la no discriminación, la libertad y la igualdad, y subrayando la importancia de promover y defender los derechos humanos, fundamentales para la coexistencia pacífica.

La DUDH, uno de los textos más traducidos del mundo, que ha inspirado y allanado el camino para la adopción de más de setenta tratados de derechos humanos, aplicados hoy en día de forma permanente a nivel mundial y regional, proclama los derechos que corresponden a todo ser humano, sin distinción: un documento orientativo que refleja el desprecio por los derechos humanos como causa de guerra, recordando la necesidad de un orden mundial basado en la dignidad humana. Punto de referencia para la justicia internacional, el texto consta de 30 artículos, precedidos por un preámbulo lleno de significado.

En él se precisa que «el reconocimiento de la dignidad inherente a todos los miembros de la familia humana y de sus derechos, iguales e inalienables, constituye el fundamento de la libertad, la justicia y la paz en el mundo». Por primera vez, se redactaba un texto, aunque no vinculante para los Estados, que atribuía a cada ser humano una serie de derechos fundamentales. Pero, casi 80 años después, estos deseos siguen sin cumplirse en diversas partes del mundo debido a guerras, discriminaciones, violencias y dictaduras, en algunos casos totalitarias.

Las víctimas de la deshumanización

En esta nueva era caracterizada por una mezcla de prácticas autoritarias y codicia empresarial, están aumentando drásticamente la represión violenta y generalizada del disenso, la escalada catastrófica de los conflictos armados, las medidas inadecuadas para hacer frente al colapso climático, así como los inquietantes retrocesos globales en la defensa de los migrantes y refugiados. Las más afectadas son las mujeres, como lo demuestran cada vez más las noticias procedentes de diferentes países. Las amenazas también provienen de las tecnologías antiguas y nuevas, que se utilizan para obtener consenso político o éxito electoral, para ayudar a las fuerzas políticas represivas, difundir desinformación y atacar a las minorías.

Amnistía Internacional ha denunciado que se ha utilizado spyware (software malicioso instalado en un dispositivo sin el consentimiento del usuario para espiar su actividad en línea) contra periodistas en el exilio y defensores de los derechos humanos. También se ha evidenciado el uso de las tecnologías para reforzar las políticas discriminatorias. Algunos Estados están utilizando cada vez más el reconocimiento facial para controlar las protestas callejeras y los eventos deportivos, pero también para limitar la libertad de movimiento y discriminar a las comunidades marginadas. Estas tecnologías también se han utilizado para deshumanizar la gestión de la inmigración y el control de las fronteras, mediante el uso de software de recopilación de datos, sistemas biométricos e instrumentos electrónicos alternativos a la detención. El resultado ha sido un aumento de la discriminación, el racismo y la vigilancia contra las personas racializadas.

Un objetivo aún lejano

Para muchos analistas, la plena realización de los derechos humanos es una meta lejana e inalcanzable. Aunque estas leyes globales tienen una función limitadora, no son suficientes para proporcionar una protección adecuada de los derechos humanos, especialmente en contextos alejados del foco internacional. La situación real del mundo sigue estando muy lejos de los ideales concebidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos, como lo demuestra la dura realidad de los abusos que se cometen cada día.

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10 diciembre 2025, 16:36