ONU, el invierno más duro para millones de desplazados
Gianmarco Murroni - Ciudad del Vaticano
En los países en guerra no sólo matan las bombas, también el frío. Ocurre en la Franja de Gaza, donde varios recién nacidos han muerto debido a las bajas temperaturas, combinadas con la desnutrición y la escasez de medicamentos. Una situación que también afecta a otras partes del mundo: la estación invernal conlleva riesgos reales para la supervivencia de millones de refugiados y desplazados. Para muchos de ellos, el actual promete ser uno de los peores inviernos de su historia. Cientos de miles de familias no pueden protegerse de las gélidas temperaturas, carecen de ropa de invierno y mantas, e incluso de recursos suficientes para pagar el alquiler o comprar alimentos y medicinas.
Ayuda para el invierno
Recaudar fondos urgentemente para proporcionar ayuda vital inmediata a los refugiados y desplazados es el objetivo de la Agencia de la ONU para los Refugiados, que ha lanzado una campaña titulada «Otro invierno lejos de casa». Participan ocho países: Afganistán, Pakistán, Egipto, Siria, Jordania, Líbano, Ucrania y Moldavia. «El número de personas que huyen de la guerra, la violencia y la persecución en el mundo ha alcanzado una nueva cifra récord: hablamos de más de 120 millones de hombres, mujeres y niños, un número que casi se ha duplicado en los últimos 10 años». Filippo Ungaro, portavoz de Ac-Italia, habló al respecto. Muchas de estas personas carecen de cobijo, de un hogar que les mantenga calientes o de artículos de primera necesidad.
Las dificultades de los desplazados
Una gran proporción de estas personas son mujeres y niños, «personas extremadamente vulnerables que deberían representar el futuro de sus pueblos y, en cambio, permanecen atrapadas en un ciclo de pobreza que se repite constantemente». El año pasado, la agencia respondió a 43 emergencias de refugiados en 29 países, en medio de un conflicto mundial que, según Ungaro, está provocando una «desconfianza en el derecho y la cooperación internacionales. Hay que ir a la raíz de los problemas, hay que intentar responder con métodos y una cultura de paz, para tratar de aliviar el sufrimiento de la población civil».
Los territorios fronterizos
No sólo los Estados directamente afectados por las crisis, sino también los países vecinos viven estos problemas como un reflejo. Desde el comienzo de la escalada en Líbano, 557.000 personas han cruzado la frontera hacia Siria, exhaustas y en condiciones vulnerables. Las familias sirias que acogen a familias que huyen de la violencia en sus hogares también se enfrentan a la pobreza y el hambre. En Afganistán, la población civil sufre los efectos del grave declive económico y las consecuencias de décadas de conflictos y catástrofes naturales que se reflejan en el vecino Pakistán. Superado el triste hito de los mil días de guerra en Ucrania, millones de refugiados y desplazados se refugian en Moldavia. «Cuando se habla de fenómenos migratorios siempre hay que tener en cuenta el panorama global de la situación. La mayoría de los países que acogen refugiados se encuentran ellos mismos en situaciones difíciles. Necesitamos más atención política y más interés por parte de la comunidad internacional».
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