Gaza, el cardenal Pizzaballa: «Reconstruiremos todo»
Beatrice Guarrera – Ciudad del Vaticano
Como es tradición en los días previos a la Navidad, también este año el cardenal Pierbattista Pizzaballa, patriarca de Jerusalén de los Latinos, ha visitado a la pequeña comunidad de la parroquia de la Sagrada Familia de Gaza, una tradición que, sin embargo, en este tiempo adquiere un significado de fuerte cercanía y acompañamiento para los cristianos de la Franja, probados por dos años de guerra.
En Gaza, testigos de fe y esperanza
A pesar de la tregua en curso, las condiciones de vida siguen siendo muy duras y las perspectivas para el futuro, aún inciertas. «Debemos ante todo reconstruir nuestros corazones, no tengáis miedo, debemos estar unidos y ser fuertes», dijo el cardenal Pizzaballa al encontrarse con los feligreses y las personas que acudieron a recibirlo. Hombres, mujeres y niños que —a pesar de las dificultades— prepararon, a toda prisa, una acogida festiva para el patriarca, acompañado por una delegación de religiosos de Jerusalén. «Vosotros habéis demostrado, especialmente durante la guerra pero también ahora —dijo el purpurado— qué significa permanecer fuertes; sois un testimonio vivo no solo de resiliencia, sino de fe y esperanza para todo el mundo». «No podéis imaginar cuántas iglesias, grupos, asociaciones, personas de todo el mundo se han unido para hacer posible que yo esté aquí», reveló emocionado Pizzaballa. Ciertamente, reiteró con fuerza, «no podemos olvidar lo que ha sucedido y no lo olvidaremos nunca, pero ahora debemos seguir adelante».
Las dificultades de una pobreza generalizada
Quien recogía sus palabras y su aliento era el padre Gabriel Romanelli, párroco de la iglesia latina de la Sagrada Familia en Ciudad de Gaza. Recibir al patriarca, explicó el párroco a través de un video difundido en las redes sociales, es una «gran alegría», «incluso en medio de tantos sufrimientos». La suya es «una visita muy esperada y muy apreciada», organizada a pesar de todas las dificultades técnicas, no solo relativas a los trámites de los permisos, sino también a las infraestructuras. «Las calles están destruidas», y además había muchos camiones esperando la mercancía destinada a los comercios. «Los precios han bajado —explicó Romanelli— pero la mayoría de las personas no puede permitirse comprar los bienes de primera necesidad. La ayuda humanitaria es, por lo tanto, esencial para la mayoría de los 2,3 millones de personas» de la Franja, recordó el párroco.
Una fiesta de paz para cristianos y musulmanes
El patriarca Pizzaballa, a su llegada a Ciudad de Gaza, realizó un recorrido por los distintos barrios de la ciudad hasta llegar al de Zaytoun, donde —refiere el padre Romanelli— «recibió una acogida hermosísima por parte de todos los grupos de la parroquia: los sacerdotes, las religiosas, los niños, los enfermos, los ancianos, los miembros de la Comisión de emergencia, los refugiados» y el personal de la escuela, además de «los alumnos cristianos y musulmanes». «Fue la primera celebración que se pudo realizar como escuela después de más de dos años de guerra», explicó aún el párroco. Una fiesta organizada por profesores y estudiantes, entre cantos, bailes, discursos oficiales en árabe y en inglés y mucha gratitud por el apoyo recibido del patriarcado. Un momento muy conmovedor fue el gesto simbólico que tuvo lugar inmediatamente después. El patriarca, con los alumnos musulmanes y cristianos de la escuela, se dirigió frente a la entrada de la parroquia de la Sagrada Familia y liberó dos palomas como signo de paz. «Todos estaban felices —cuenta el padre Romanelli—. Las palomas se elevaron en el cielo sobre nosotros, sobre la iglesia, y luego se fueron. Fue un momento muy sentido», «un signo de la paz que Cristo vino a traer y que nosotros queremos seguir difundiendo precisamente con la ayuda de Él y de Su Madre».
Muchos encuentros fraternos en la Franja
El patriarca de Jerusalén de los Latinos visitó después la iglesia greco-ortodoxa de San Porfirio, donde tuvo un encuentro fraterno con una delegación de religiosos y con el arzobispo Alexios. No faltó el apoyo a los enfermos, a quienes el cardenal Pizzaballa encontró personalmente y a quienes impartió la unción de los enfermos. De regreso a la parroquia, ya era la hora del rosario diario y, así, el patriarca se unió a los fieles, sentándose entre ellos en los bancos y recogiéndose en oración. Se dedicó un pensamiento particular a las dos feligresas de Gaza asesinadas por fuego israelí en los mismos días de diciembre de hace dos años. «Damos gracias a Dios por poder celebrar esta Navidad anticipada con el patriarca Pierbattista Pizzaballa y con nuestros padres de visita —concluyó el padre Romanelli—. No dejéis de rezar y de pedir a Dios la paz, la paz, la paz».
Esta mañana el patriarca visitó la sede de Cáritas, en el barrio de Al-Nasr (Gaza norte), donde se encontró con personal y pacientes. Luego se desplazó al ambulatorio médico de la Unión de las Iglesias en el barrio de Al-Rimal (Gaza oeste). Entre las otras etapas: el depósito de ayudas humanitarias gestionado por Catholic Relief Services; el hospital árabe Al-Ahli, en la Ciudad Vieja de Gaza; el hospital jordano, Tal al-Hawa. Por último, se dirigió a la universidad de Al-Azhar, Tal al-Hawa, y a los campos para desplazados en el paseo marítimo de Ciudad de Gaza.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí