Arquidiócesis de Sídney dedica su Navidad a las víctimas de Bondi
Kielce Gussie - Ciudad del Vaticano
A pocos días del trágico tiroteo masivo en Bondi Beach, Australia, la comunidad local transformó una de sus tradiciones navideñas anuales en una ceremonia de recuerdo por las víctimas.
Cada año, la fachada de la Catedral Católica de Santa María en Sídney se ilumina con una exhibición de imágenes y relatos religiosos. Miles de familias y jóvenes acuden de todas partes para participar en lo que suele ser una alegre celebración navideña. Sin embargo, este año todo cambió. En declaraciones a Vatican News, el arzobispo de Sídney, Monseñor Anthony Fisher, explicó que decidieron convertir el servicio del espectáculo de luces en un acto de conmemoración.
"Que su memoria sea una bendición"
Rabinos, líderes de diversas religiones, el primer ministro, el premier de Nueva Gales del Sur y personas de todos los ámbitos sociales se reunieron en la plaza frente a la catedral para el evento. Hubo tiempo para la oración, y el arzobispo Fisher explicó que todos los presentes se rededicaron a crear “una sociedad pacífica donde todos sean respetados y amados”.
Se encendieron 15 velas, una por cada una de las personas asesinadas en el tiroteo. Miembros de las comunidades hindú, judía y musulmana recibieron una vela para encenderla.
Aunque es muy posible que se coloque un monumento permanente en el lugar del ataque, el arzobispo explicó cómo el sitio está ahora inundado por millones de ramos de flores. Las víctimas y sus familias no han sido olvidadas. “Se están entregando en tales cantidades —describió el arzobispo— que tienen que retirarlas para dejar espacio al siguiente lote de flores”. De este modo, el lugar ya se ha convertido en un monumento donde la gente se reúne para rezar y recordar.
Este año, el punto culminante del espectáculo de luces es una imagen de una menorá con el dicho judío: “Que su memoria sea una bendición”.
Dos años de tensiones latentes
Lamentablemente, este ataque se produce tras dos años de tensión en Sídney. El arzobispo explicó que las diferentes visiones sobre la guerra entre Israel y Gaza, junto con toda la política asociada, “se han trasladado al ámbito local en algunas manifestaciones muy, muy preocupantes”.
Si bien reconoció que las personas tienen derecho a tener puntos de vista divergentes, Fisher acotó que estas protestas “permitieron que aflorara un antisemitismo que quizás estaba bajo la superficie en algunas personas, mostrando un nivel de odio incluso hacia los judíos que ahora se ha tornado en violencia” en Sídney.
Durante los últimos dos años se ha estado gestando una retórica muy violenta. Creció una sensación de negatividad e incredulidad ante la posibilidad de una paz verdadera. El arzobispo recordó que algunas personas decían que la guerra no terminaría mientras quedara un solo israelí vivo. “Ese tipo de discurso provoca violencia y está radicalizando a algunos jóvenes”, lamentó.
Una tarea en curso
Este ataque ocurre mientras la Iglesia católica conmemora los 50 años del documento del Vaticano II, Nostra Aetate, que instó a todos los católicos a repudiar toda forma de antisemitismo. No obstante, cinco décadas después, cree que esto es algo que debe enseñarse en cada generación “porque este es un odio recurrente en la historia humana. Una y otra vez, debemos llamar a la gente a amar a los judíos”. Para los cristianos, especialmente, este es un llamado urgente, ya que son descendientes del pueblo judío.
Los Papas Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II reiteraron que los cristianos son “hijos” de los judíos y, por tanto, como explicó el arzobispo de Sídney, “deberíamos tener un tipo especial de reverencia por ellos, tal como la tenemos por los padres”.
Para combatir esta retórica y conducta antisemita —aparentemente creciente en medio del actual escenario global—, el arzobispo Fisher sostuvo que los católicos deben tomar medidas a través de la predicación y la educación, como “medios para enseñar amor y respeto, y para entablar un discurso civil cuando hay desacuerdos, sin recurrir a la violencia”. Este, explicó, es un mensaje para todas las épocas, pero es particularmente relevante ahora en muchas partes del mundo.
Hacia una comunidad unida y amorosa
El ataque se dirigió a la comunidad judía, pero como destacó el arzobispo Fisher, “no hay duda de que toda nuestra comunidad está traumatizada por esto”. Los tiroteos masivos no son comunes en Australia (el último fue en 1996). Como resultado, el arzobispo de Sídney comentó que la mayoría de las personas asumen que están a salvo.
Sin embargo, este último ataque ha dejado a muchos conmocionados y asustados. Para ayudarlos a sanar y seguir adelante, el arzobispo Fisher explicó que el papel de la Iglesia en este momento es centrarse en el apoyo emocional y el acompañamiento en el duelo. “Rezamos por los difuntos y hemos celebrado servicios de oración”, afirmó.
Además, la archidiócesis está ofreciendo sus escuelas, servicios sociales y agencias de asesoramiento, ya que muchas de las pertenecientes a la comunidad judía se han visto desbordadas por la cantidad de personas.
Aunque todavía hay una gran brecha que cerrar, Fisher describió el espectáculo de luces navideñas y el servicio conmemorativo como un paso positivo. “La gente estuvo muy unida en el deseo de que seamos una comunidad solidaria, respetuosa y amorosa”, relató.
Cerca de medio millón de personas de diversos orígenes religiosos se reunieron frente a la catedral para el evento. Por ello, el prelado afirmó que “los demás líderes religiosos coincidieron en que el mejor lugar para realizar este servicio de conmemoración era la Catedral de Santa María, por su historia de reunir a personas de todas las creencias”.
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