Líderes cristianos: El Jubileo inspire la condonación de la deuda de los países pobres
Giovanni Zavatta - Ciudad del Vaticano
«La tradición del Jubileo pide que se perdonen las deudas, se devuelvan las tierras y se libere a los esclavos. Esta práctica bíblica encarnaba la justicia, la misericordia y la reconciliación, ofreciendo una alianza renovada con Dios y la armonía dentro de la comunidad». Se inspira en el Año Santo la carta que ciento veinticuatro representantes religiosos cristianos de todos los continentes enviaron a los ministros de Finanzas del G20 -reunidos los días 26 y 27 de febrero en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, junto con los gobernadores de los bancos centrales- instándoles a comprometerse a poner fin a la crisis de la deuda que está paralizando los esfuerzos para luchar contra la pobreza y combatir el cambio climático.
Reducir los pagos de la deuda
Tras señalar que 3.300 millones de personas, casi la mitad de la población mundial, «viven ahora en países que gastan más en el pago de la deuda que en salud, educación o medidas climáticas que salven vidas», los firmantes del llamamiento piden que se promueva «un marco de condonación que reduzca los pagos de la deuda a un nivel realmente accesible», aprobar «una ley que garantice que los acreedores privados participen en la cancelación de la deuda» suspendiendo los pagos durante las negociaciones, reformar «las instituciones financieras internacionales garantizando que los países deudores estén adecuadamente representados y que las evaluaciones de sostenibilidad de la deuda y las condiciones políticas se centren en los derechos humanos y medioambientales». También se propone la creación de una Convención de la ONU que acuerde normas para resolver/regular las crisis de deuda, préstamos y endeudamientos responsables, y un registro mundial de la deuda pública «para que todos los acreedores y gobiernos deudores rindan cuentas».
Se necesita un sistema financiero más justo
En el centro de la carta está la observación de que el marco común del G20 «no está produciendo acuerdos oportunos y adecuados de los que dependen millones de vidas y medios de subsistencia». Las reestructuraciones de deuda «tardan tres veces más con respecto a procesos anteriores, mientras que los acreedores privados pueden retrasar las negociaciones y exigir reembolsos más elevados de lo que los países deudores pueden permitirse». Un marco de «ineficiencia e inequidad» ha llevado a los ciudadanos de las naciones más necesitadas a sufrir hambre, falta de acceso a servicios esenciales, infraestructuras en ruinas y los peores impactos de la crisis climática. La respuesta sólo puede ser «un sistema de deuda mundial justo y funcional» integrado en «un sistema financiero más justo y resistente».
Los firmantes del llamamiento
Entre los firmantes se encuentran el Cardenal Arzobispo de Johannesburgo, Stephen Brislin, el Cardenal Arzobispo de Santiago del Estero, Vicente Bokalic Iglic, el Cardenal Arzobispo de Porto Alegre, Jaime Spengler, Presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano, el Cardenal Arzobispo de México Carlos Aguiar Retes, el Cardenal Arzobispo de Tokio, Tarcisio Isao Kikuchi, Presidente de Cáritas Internationalis, el Arzobispo de Gorizia, Carlo Roberto Maria Redaelli, Presidente de Cáritas Italiana, y representantes de diversas organizaciones cristianas, confesiones y congregaciones religiosas.
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