Costa de Marfil espera para este año 2025 paz y elecciones libres
Françoise Niamien – Ciudad del Vaticano
Es el deseo de monseñor Jacques Assanvo Ahiwa, arzobispo metropolitano de Bouaké, en el centro del país africano, que abrió la Puerta Santa de la catedral de Santa Teresa el 29 de diciembre ante la presencia de miles de fieles. Justicia y paz son los deseos del prelado.
¿Qué le inspira el Año Jubilar de este 2025?
El Año Jubilar es siempre motivo de gran alegría. Si nos remontamos a los orígenes del Jubileo, tal como figuran en el libro prescrito por el Señor a Moisés y recogido en el Levítico, veremos que se trata de un año de gracia concedido por el Señor. Un año de remisión de las deudas, que marca un nuevo comienzo. El Jubileo viene a estimular nuestro despertar, a despertarnos de nuestro letargo.
El Año Jubilar es una ocasión para recordar el gran acontecimiento que trajo la salvación y el nacimiento entre nosotros, la Encarnación del Verbo, la venida para acompañar a la humanidad en su camino hacia la salvación en Dios.
Usted inauguró el Jubileo en su archidiócesis, la de Bouaké. ¿Cuál fue su mensaje al pueblo de Dios?
Los puntos principales de mi mensaje fueron dos. En primer lugar, partí de la esperanza, la fuerte virtud teologal a la que nos llama el Papa Francisco a través de la Bula de Indicción y que es el tema central del Jubileo.
Entonces, como el 29 de diciembre del 2024 era también la fiesta de la Sagrada Familia y el 30° aniversario de la existencia de la asociación AFC «Familles Chrétiennes» en nuestra diócesis, aprovechamos la ocasión para saludar a todas nuestras familias, invitándolas a la esperanza. Muchas de ellas viven situaciones angustiosas. Hoy están gravemente amenazadas y los valores que las sostienen se ven socavados.
¿Cómo vivirá la archidiócesis de Bouaké este año de gracia?
El año 2025 marca una trilogía de jubileos para la archidiócesis de Bouaké. Está el Jubileo ordinario y universal de este 2025, que celebramos en comunión con toda la Iglesia universal. El segundo jubileo, nuestro jubileo particular, se refiere a la celebración del centenario de la evangelización en la región de Bouaké. Por último, el 70º aniversario de la erección canónica de la diócesis de Bouaké será la ocasión de un tercer y último jubileo.
Todos estos acontecimientos representan un momento significativo de gratitud a Dios, y todos ellos se combinarán y celebrarán según un programa bien definido. Están previstas actividades a lo largo de todo el Jubileo ordinario. En cuanto a nuestro jubileo particular, el centenario de la evangelización de Bouaké, se extenderá a lo largo de tres años.
Hemos repasado nuestra historia diocesana para ver cómo llevaban a cabo su labor pastoral nuestros misioneros, de modo que podamos inspirarnos en ella. Hay que revitalizar todas nuestras estructuras. Hemos desarrollado una avalancha de programas, incluidas las celebraciones espirituales y las de carácter sacramental.
¿Cómo ve la celebración de este triple Jubileo?
Por eso el tema de la esperanza es tan bienvenido. La esperanza nos invita a creer como Abraham. Con Dios, incluso ante las dificultades, salimos regularmente liberados y salvados. Durante el éxodo, el pueblo de Israel se encontró con todo tipo de dificultades. Hubo esclavitud, deportación a Babilonia, y exilio.
Pero este pueblo, gracias a la esperanza y a la fe en Dios, ha encontrado la liberación, la paz y la felicidad con su Creador. Por eso queremos recoger esta invitación a la esperanza y comprometernos a seguir a Cristo, porque creemos que con Él nunca quedaremos defraudados, como dice San Pablo en su Carta a los Romanos.
«Peregrinos de la esperanza» es el tema del Año Jubilar. ¿Cómo podemos vivir hoy con esperanza en un mundo convulso?
La oración es y sigue siendo la primera arma para nosotros los cristianos. Vivir las virtudes de la humildad y la sencillez significa también emprender el camino de la esperanza en el compromiso del encuentro con los demás, para crear contextos y momentos de encuentro y desarrollo. Además, vivir en la esperanza no excluye la verdad y la justicia para todos los que han sido martirizados.
Por lo que respecta a nuestra archidiócesis, tenemos la intención de comenzar con todas las asociaciones, como las de las Familias Cristianas, las de las Mujeres Católicas, y también las comunidades eclesiales de base, para crear momentos de encuentro e intercambio a través de diversos temas que nos ayuden a asumir compromisos precisos con vistas a una verdadera conversión e interpelación. De este modo, podremos recomenzar verdaderamente desde la crisis, como dijo el Papa Juan Pablo II durante el último Jubileo.
A partir de esta esperanza en Dios, ¿cuáles son sus deseos de Año Nuevo para sus comunidades diocesanas y para toda Costa de Marfil?
Este 2025 es un año electoral en Costa de Marfil. Las elecciones presidenciales están previstas para octubre. Desgraciadamente, desde hace algunos años, estas elecciones son para los marfileños un momento de gran temor, que los sume en una psicosis de temor. Pero también es tiempo de esperanza, porque el Dios que seguimos no es el Dios de los muertos, sino el Dios de los vivos.
Por eso la Comisión electoral independiente debe inspirar la confianza de los marfileños, deben confiar en que no hay ninguna razón para que no podamos tener unas elecciones pacíficas. Deseo a Costa de Marfil unas elecciones justas, porque debemos entrar en una era de verdadera justicia y paz. Por último, deseo que todos podamos entrar verdaderamente en la esperanza a la que nos invita el Papa, porque nuestro mundo la necesita. Hay tanta infelicidad y tristeza, y debemos redescubrir la alegría de vivir juntos siguiendo a Cristo. Feliz Año 2025 a todos.
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