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Natividad de San Juan Bautista
Natividad de san Juan Bautista, BAV Urb. gr. 2, f. 167v

Natividad de San Juan Bautista

Hoy la Iglesia celebra la solemnidad de la natividad de San Juan Bautista, y el 29 de agosto, la memoria de su martirio.  No hay ningún otro santo del que la Iglesia celebre el nacimiento y la muerte, como celebra los de Jesús, el Hijo de Dios (25 de Navidad y Viernes Santo) y la Virgen María (8 de septiembre y 15 de agosto). Normalmente sólo se celebra el "nacimiento al cielo". Pero el propio Jesús dijo de Juan: "En verdad os digo que entre los nacidos de mujer no hay otro mayor que Juan el Bautista" (Mt 11,11). Último de los grandes profetas de Israel, primer testigo de Jesús, iniciador de un bautismo para el perdón de los pecados y, en este contexto, bautista de Jesús; mártir por defender la ley judía.
Ya en el siglo IV encontramos conmemoraciones litúrgicas de San Juan Bautista en fechas diversas. La del 24 de junio se fija según el Evangelio de San Lucas, 1,36a, cuando se dice que Isabel estaba ya en "su sexto mes"; por tanto, seis meses antes de la Navidad. Desde el siglo VI esta fiesta tiene una Víspera. 

Del Evangelio según san Lucas

Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo. Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella.
A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre dijo: «No, debe llamarse Juan».
Ellos le decían: «No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre».
Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran. Este pidió una pizarra y escribió: «Su nombre es Juan». Todos quedaronadmirados. Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios.
Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se comentaba en toda la región montañosa de Judea. Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: «¿Qué llegará a ser este niño?». Porque la mano del Señor estaba con él. (Lc 1, 57-66.80)
El niño iba creciendo y se fortalecía en su espíritu; y vivió en lugares desiertos hasta el día en que se manifestó a Israel.

El asombro

La gente se queda asombra ante este niño, pero también ante esta pareja estéril, avanzada en años, que ha tenido un hijo. Una maravilla iluminada por la fe, tanto que quienes se enteraron "guardaron en su corazón el recuerdo" de lo que oyeron y vieron, y alabaron a Dios. Un asombro acompañado de la conciencia de que no lo entendían todo: "¿Qué llegará a ser este niño?".
“Todo el evento del nacimiento de Juan Bautista está rodeado por un alegre sentido de asombro, de sorpresa, de gratitud…  El pueblo fiel intuye que ha sucedido algo grande, aunque humilde y escondido, y se pregunta «¿Qué será este niño?». El pueblo fiel de Dios es capaz de vivir la fe con alegría, con sentido de asombro, de sorpresa y de gratitud… Y viendo esto preguntémonos: ¿Tengo sentido de la maravilla cuando veo las obras del Señor, cuando oigo hablar de la evangelización o de la vida de un santo? ¿Sé sentir las consolaciones del Espíritu o estoy cerrado a ellas?” (Papa Francisco, Ángelus del 24 de junio de 2018).

El nombre

Los que han venido para el rito de la circuncisión quieren ponerle al niño el nombre de su padre, Zacarías. Pero aquí es Isabel la que interviene, lo que es muy raro, y dice que el niño ha de llamarse Juan. Es el nombre que Dios mismo había indicado a través del ángel: "No temas Zacarías, tu oración ha sido escuchada y tu mujer Isabel te dará un hijo, al que llamarás Juan" (Lc 2,13). Zacarías manifestó su incredulidad, y por eso se quedó mudo. Ahora, obedece a lo que Dios le pidió escribiendo que el nombre del niño es Juan. Recupera así el habla y comienza una nueva historia.

Nuevas oportunidades

El texto nos hace comprender que se han abierto nuevas oportunidades: una mujer anciana y estéril da a luz un hijo; un hombre mudo habla. Dos signos que indican que allí donde las cosas parecen imposibles, Dios siempre tiene reservada una posibilidad, como nos recuerda el profeta Isaías: “Yo estoy por hacer algo nuevo: ya está germinando, ¿no se dan cuenta?” (Is 43:19).

24 junio
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